domingo, 3 de septiembre de 2017

Repudiemos todo tipo de violencia

Seamos claros: el quilombo que se armó el domingo al final de la marcha sólo beneficia a los que pretenden que una sociedad callada, sumisa. La sociedad del "no te metas".

Desde antes que comenzara este gobierno, desde hace unos cuantos años, convivimos con un proceso persistente y cada vez menos sutil por parte de diferentes grupos de poder, políticos, culturales y fundamentalmente económicos, que tiene por objetivo, nada más ni nada menos que instaurar en el sentido común colectivo la necesidad de orden.
Según esa interpretación, una buena parte de los problemas de la Argentina surgen porque este país es "un viva la pepa". Se comienza criticando los modos: "cualquiera te corta una calle", "rompen todo y nosotros tenemos que pagar los arreglos con nuestros impuestos" y "negociemos con los chicos en las aulas".
Pero más temprano que tarde encontramos que hay una visión de fondo que imponer, que implica acabar con cualquier asistencia social, porque "quieren vivir de la teta del estado". Y por ese camino llegamos a que es necesario reducir los costos laborales, tanto para los privados como para el Estado (achicar el gasto, reducir el empleo público, aumentar edad jubilatoria, etc).

Cualquiera que conozca un poquito de la historia Argentina (entre muchos otros países), sabe que ese tipo de reformas no se puede hacer si la sociedad está activa. El episodio más reciente fue en 2001, cuando a los piquetes se sumó la clase media reclamando por sus ahorros, el gobierno duró 20 días.

Ojo, esto no debe interpretarse como que yo piense o desee que este gobierno termine como aquél (spoiler alert: no va a pasar). Lo que sí va a pasar es que para poner en práctica las reformas que se vienen necesitan contener la protesta social. Van a haber muchos que van a perder sus derechos y el poder económico necesita manternerlos a raya. Por eso vienen construyendo ese discurso del "orden". 

Este discurso es el que viene a justificar la represión. Tiene muchas aristas, algunas tristemente célebres, macartistas, de asignarles motes descalificatorios a todos los que son perjudicados por las medidas del gobierno: los despedidos son ñoquis; los docentes son vagos; los que cortan calles son vagos y desde hace un tiempo directamente terroristas. Todo dirigiente social o sindical que se oponga a una medida de gobierno es marcado como corrupto sin necesidad de mecanismo probatorio alguno. Y si ponés en duda estas calificaciones es porque tenés lavado el cerebro o porque estás cuidando una quintita para seguir viviendo de la teta del Estado y no tener que agarrar la pala.

Para poder aplicar sus reformas, el poder económico necesita dos cosas. Primero, una mayoría que agache la cabeza. Segundo, un relato que permita amortiguar las potenciales consecuencias de reprimir lo más brutalmente posible a los que no lo hagan.

Entonces, tenemos que ser más inteligentes. No les demos letra, no les demos excusas, porque ganas no les faltan. Evitemos cualquier tipo de desmanes, hagamos la protesta más pacífica que podamos. Repudiemos los excesos, porque sólo sirven justificar el endurecimiento de la represión que se viene.

Ojo, yo sé que los incidentes son impulsados por las propias fuerzas de seguridad. También sé que es muy hipócrita intentar poner en la misma balanza a la desaparición de una persona con una vidriera rota o una pintada en el Cabildo. Pero tenemos que ser cuidadosos de no entrar en ese juego, porque en ese juego sólo se puede salir perdiendo.

1 comentario:

  1. Hummm, no sé hasta que punto el tema puede venir por comparar el 2001 con este gobierno (y ojo, no es que me gusta mucho por donde va eh!). Pero recordando un poco que alguno que otro mandó a bombardear una plaza....en fin. No creo que el problema sea la protesta social en sí, sino que muchas de las protestas son semi armadas....o de verdad vamos a creer que todas las protestas salen de la nada. En lo personal me resulta muy difícil de creer el Macri es hambre si la foto la sacas con un iphone 5 plus, mucho menos creerte este tipo me caga de hambra mientras me lo decís con un atado de marlboro en el bolsillo (y ojo que fuí fumador). Me parece que más bien, este gobierno que tenemos no es peronista, no es radical, no es ...como decirlo...no va por ningún partido tradicional ponele, lo que más me preocupa es que cuando no es un gobierno peronista o de la rama del peronismo siempre hay algún tipo de kilombo, pero si es un gobierno peronista o que comulga no pasa nada.....porque todos hablamos del 2001, pero ninguno dice que llegamos a ese lugar por un Menem peronista por ejemplo..... :D

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