lunes, 12 de febrero de 2018

La pena de muerte express

El caso Chocobar/Kukoc le dio una nueva oportunidad al gobierno para reforzar la doctrina Bullrich, apoyando incondicionalmente la acción del policía. No es un hecho aislado: el gobierno, con Bullrich y Avruj entre otros como caras visibles, hace tiempo que hace visible esta posición al punto de ascender al gendarme Echazú, vinculado a la desaparición de Santiago Maldonado, o de justificar el accionar de las "fuerzas del orden" durante la discusión de la Reforma Previsional. Y muchos otros.

Si sos de los que piensan que la inseguridad es un problema que hay que eliminar como sea, que los derechos humanos tienen que ser para los ciudadanos de bien y no para los delincuentes y que el garantismo convirtió este país en un viva la pepa en el que todos hacen lo que se les canta, desde pintar una pared o cortar una calle hasta "matarte por un celular"... si pensás todo eso me gustaría contarte una anécdota.

Es una historia casi personal, no me pasó a mí pero sí a una persona muy cercana. La historia ocurre en un barrio humilde del segundo cordón del conurbano bonaerense. Le robaron la cartera a una chica y esta persona, que se dirigía a comprar pan, a pocas cuadras de su casa, fue interceptada por una turba iracunda y golpeada brutalmente. "Esa es la chorra" gritaba la víctima del robo. No importó que no tenía la cartera en su poder, no importó que la ropa no coincidiera ("se fue a cambiar"). No importó que fuera una chica del barrio. La historia continúa en la comisaría, entre la acusación de robo que requirió de pagar abogados para no terminar con antecedentes y la acusación cruzada por lesiones, que no prosperó porque ningún vecino quiso salir de testigo de la golpiza a un inocente.

A lo mejor te parece un hecho aislado. La gente, en su bronca se confundió. Ante tantos robos, uno está muy nervioso. Pero, justamente, el punto es; ¿quién puede garantizar en caliente que la persona que atrapamos es "el delincuente"?

En este caso, se va mucho más allá. Directamente el policía determina la pena de muerte del delincuente, sin mediar juez, ni juicio, ni defensa, nada. En la Argentina, como en la mayor parte del mundo "civilizado" no existe la pena de muerte. En la Argentina, como en la mayor parte del mundo civilizado rige la presunción de inocencia.

Entonces yo te pregunto, ¿de verdad le tenés tanta confianza a la policía como para impulsar que cualquier oficial pueda, mientras corre detrás de un tipo con un chumbo en la mano que esa persona, determinar con certeza que (a) esa persona es efectivamente el delincuente que busca y (b) aplicarle la pena de muerte por más que eso esté vedado por la Constitución. ¿Estás seguro de que nunca vos ni tus seres queridos van a estar del otro lado del gatillo?

Sí, ya sé, la justicia es lenta. Es ineficiente e ineficaz. En muchos casos es arbitraria e injusta. Pero, a pesar de los muchos problemas, tiene un detalle a favor: el juez no resuelve en caliente, bajo la emoción violenta de una persecución o un tiroteo, con la víctima desangrándose o sus allegados y curiosos pidiendo un culpable (muchas veces, uno cualquiera) y un castigo ejemplar. La justicia, administrada a los tiros, en caliente, bajo presión, es una ruleta rusa. Ojalá podamos no jugar a eso, otra vez.


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