martes, 31 de julio de 2012

Cada vez se produce menos carne

En su discurso en la Exposición Rural, Biolcatti afirmó que debido a las políticas del gobierno se destruyó la producción ganadera. No queda claro qué números son los que maneja Biolcatti, pero según los datos del ministerio de Agricultura, la disminución fue de 59 millones en 2007 a 49 en 2010. O sea, la disminución es real, pero ¿se debe a las políticas del gobierno?

Una de las críticas al gobierno es la política de restricción de precios. Sin embargo, el precio de la carne subió muchísimo en el mismo período. El propio Biolcatti pronosticaba en el 2008 el lomo a $80. También de eso se culpa al gobierno. ¿Puede ser que al mismo tiempo la política haga que la carne sea cara y el productor se funda? 
Sin dudas, uno de los problemas de la Argentina son las cadenas de distribución, que se quedan con el porcentaje más grande del precio que paga el consumidor y en parte producen ese efecto. Sin duda esa es una deuda pendiente del gobierno.

Sin embargo, el kilo vivo del novillo para consumo pasó de $2,60 en 2006, $3.70 en 2008, más de $6 en 2010 y casi $9 hoy en día. O sea, el precio pagado al productor se triplicó. Aún en dólares es alrededor del doble. Pero aún así, para Biolcatti no es suficiente negocio, ¿cuánto más cara tendría que ser la carne para que a los amigos de Biolcatti les resulte tentador invertir?

La otra crítica son las restricciones a la exportación. La Rural nos pide que le dejemos importar toda la carne que quieran. Como vimos antes, vender al mercado interno no les resulta suficientemente rentable. Si sólo exportar es negocio, entonces sólo producirían para exportación: siempre va a ser más negocio exportar que vender en el mercado interno. Tal vez aumente un poco la cantidad de carne producida (no mucho, porque la cantidad de carne que podemos exportar a Europa está limitada por la "cuota Hilton"), pero nadie esperaría que eso haga que haya más carne en las carnicerías argentinas. Ni que fuera más barata. Al contrario, la posibilidad de exportar sin restricciones lo que produce es menos carne para nosotros, y más cara.

Entonces, ¿qué es lo que produce la caída de la producción de carne? ¿Qué hace con la tierra el productor que no tiene más vacas? Es una verdad de Perogrullo: el negocio más rentable de la Argentina es la soja. Quién va a pensar en usar su campo para cualquier otra cosa si la soja está por encima de los 600 dólares la tonelada. Cada año cosecha record, cada año precios record de los campos.

¿Se podría solucionar eso? Claramente, equiparando las rentabilidades. ¿Cómo se logra eso? ¡Retenciones móviles! La cuenta es fácil, tanto la caída en la producción como los aumentos de los precios en la carne coinciden con la derogación de la 125. Si vas a la carnicería y no hay vacío de ternera o sale $40, nos lo ganamos en esos 100 días de 2008.
Por supuesto Biolcati nos pide lo contrario: que el gobierno lo subsidie para equiparar las ganancias de la soja, o subir el precio de la carne lo suficiente. Sí, no es ningún tonto.

Entonces, que Biolcatti haga su negocio mientras pueda. Pero que no nos venga a contar que la carne falta o sube de precio por culpa de Moreno. Si falta la carne es porque los productores así lo deciden. En todo caso, la mayor culpa del gobierno es permitirlo.

martes, 24 de julio de 2012

Deuda externa

La deuda externa (junto con la inflación, o el dólar) es una de las cuestiones que siempre han preocupado a la economía Argentina. Creo que todos de chicos hemos escuchado hablar de eso, de cómo nunca se acaba, de cómo cada vez debemos más plata, mi primer recuerdo es ver el programa de Tato Bores, siempre fue un tema.

Más grande me llamó la atención cómo había crecido exponencialmente durante la dictadura y durante el menemismo. Esto último es además llamativo siendo que fue el período durante el que se vendieron todas las empresas públicas.
Llegando al 2000 la cosa se pone cada vez más áspera. La deuda supera holgadamente al PBI y comenzamos a buscar créditos cada vez más desesperadamente: Blindaje, Megacanje, etc. Y siempre la misma historia: pedir plata prestada para pagar la que nos prestaron antes. Nuestras preocupaciones diarias (deuda, inflación, dólar) fueron desplazadas por el Riesgo País, que no es otra cosa que una medida de cuánto nos van a sacudir cuando salgamos a pedir prestado. Se fue como a 7000 puntos, que es como decir que no te presto ni loco.
Hasta que Rodriguez Saa tomó la medida más drástica y más discutida: el default. La Argentina se declara en bancarrota, no podemos pagar, suspendemos los pagos de deuda hasta nuevo aviso.
Pasamos varios años en esa situación. Después vinieron las restructuraciones kirchneristas, algunos dicen que la deuda bajó otros no, seguro bajó (por mucho) la relación deuda/PBI.

Siempre yo creí que todos estábamos de acuerdo en que la deuda era algo malísimo, producto de la corrupción, de los negociados y que le convenía sólo a los que nos prestaban. Sin embargo ahora me doy cuenta que no.
Los economistas liberales circulan por los canales de televisión protestando porque la Argentina no pide plata prestada. Cito a Prat Gay: "Ningún proyecto progresista pagaría la deuda con recursos genuinos.". Ya en el 2010 el radical Sanz decía: "Las deudas no se pagan, las deudas se refinancian".

¿Entonces el mundo se dio vuelta? ¿O viví siempre equivocado? ¿Lo que más nos conviene es siempre estar endeudados y pagando intereses? ¡Entonces mi viejo era un grosso de la economía cuando en los 80 usaba una tarjeta para pagar la otra! Y pensar que mi vieja se preocupaba, se creía que estábamos al horno.

Yo entiendo que uno tome deuda ante una situación imprevista, para salir del paso. O entiendo que uno tome deuda para financiar una obra. Pero son situaciones temporales, uno toma una deuda, de forma controlada y luego la paga, se olvida. No se puede vivir pagando 10.000.000.000 de dólares de intereses cada año (no es un número en joda, hemos pagado más de eso). Nadie puede decirme que es una decisión económica razonable pedirle plata a un tipo para pagarle a otro y luego pedirle a un tercero para poder pagar a los anteriores. O pedir plata prestada para pagar los intereses de la plata que ya debo.

Y tampoco me creo que esa sea una discusión ideológica. Más bien creo que ese tipo defiende los intereses de alguno al que le conviene que la Argentina esté endeudada.



viernes, 20 de julio de 2012

Contra las cadenas

Hace ya varios días Martín Caparrós en su artículo "Contra las cadenas" nos invitó a los Argentinos a boicotear las cadenas nacionales.

En el artículo, el autor cita a la Ley de Medios, que indica que las cadenas nacionales se pueden usar en situación de "graves, excepcionales o de trascendencia institucional" y por lo tanto piensa que el uso que hace la presidenta de esas cadenas es ilegal. Para discutir eso, deberiámos ponernos de acuerdo sobre qué situaciones consideramos "graves". Obviamente, la presidenta interpreta la ley como le conviene (igual que todo el mundo, comenzando por el horrorizado Caparrós), pero tal vez convenga entender un poco los detalles de la situación y entonces pregunto: ¿por qué se usa ahora tanto la cadena nacional? 


Me gustaría escuchar otras teorías, pero para mí la respuesta es bastante obvia: es una forma directa de comunicación, de llegar a todos lados. Lo que se dice por cadena nacional no puede ser editado, distorsionado ni ninguneado por los medios. Y justamente, es necesaria porque los demás caminos de comunicación están cortados.
Veamos algunos detalles: 
  • En la Argentina hay 459 medios audiovisuales de comunicación, de los cuales 302 están en manos de la misma empresa. 
  • Del resto, una gran mayoría son de una u otra forma aliados: los grupos La Nación, Vila-Manzano, Perfil o Prisa (desde donde escribe Caparrós). 
  • De los 6 canales de noticias que vemos en Buenos Aires, sólo 1 (o tal vez 2) presenta una voz disidente con la mayoría. 
  • El 80% de los clientes de cable del país no puede ver ese único canal de noticias, porque el dueño de los cables (el mismo que los 302 medios) se niega a transmitirlo.
  • Con los diarios la situación es similar, y además esa única empresa es dueña de todo el papel de diarios.
Todas estas condiciones, hacen que las posibilidades de comunicación sean muy bajas, no sólo para el Kirchnerismo sino para cualquier idea que sea distinta a las que defienden esos medios de comunicación. El kirchnerismo saltea la barrera que le ponen los medios básicamente con dos herramientas: el fútbol y las cadenas nacionales. Otros no tienen tanta suerte.


Uno podría preguntarse si la concentración de medios y el "cerco mediático" no son situaciones graves que justifican el uso de la cadena nacional. También podría pensar que es "grave" que esa concentración persiste a pesar de ser ilegal por efecto la misma ley de medios que cita Caparrós. También es ilegal que los cables no tengan todos los canales de noticias. ¿No es grave que incumplan todas las leyes que quieran, que siempre consigan postergar la justicia, que después de 3 años de la promulgación de la ley de medios sigan haciendo lo que quieren?

Pero no sé si vale la pena discutirlo desde ese ángulo. Me parece más interesante hacer notar cuánta bronca les produce a gente como Caparrós el hecho de que el kirchnerismo logre saltar el cerco mediático. No le preocupa que todos los canales de noticias tengan la misma orientación. No le preocupan los miles de ideas distintas que no tienen lugar en los medios. Lo que más le preocupa es que la presidenta cuente historias banales por cadena nacional.
Por eso llama al boicot, para que no haya ni una voz distinta. En cada caso, las excusas son distintas. El fútbol es un desperdicio de guita, es "pan y circo". 678 es una visión muy parcial (no como la de Caparrós o Lanata, que son objetivos) y también es un desperdicio de guita. CN23 no puede estar en Cablevisión porque no es "suficientemente profesional". Tampoco se puede poner Telesur en el cable, vaya uno a saber por qué. Incluso si tenés cablevision no tenés ni siquera PakaPaka o Incaa TV. También les indignan Tiempo Argentino, Miradas al Sur... todo lo que sea distinto hay que prohibirlo.

Por eso es importante boicotear la cadena nacional, para evitar que nadie escuche lo que la presidenta tenga para decir, escuchar otra visión puede contaminar nuestras mentes con parcialidades y mentiras.

El kirchnerismo tiene su forma de comunicarse. Los medios "independientes" también. Yo creo que sería bueno que nos ocupemos de los que no tienen esa posibilidad, tratemos de que haya más voces y no menos. Esas son las cadenas que nos joden, las otras... qué se yo, si no querés mirar no mires.

martes, 17 de julio de 2012

Hipotecando el futuro

En el año 2000, el gobierno de De La Rúa vendió las acciones de YPF que le quedaban al Estado. ¿Por qué hizo eso? Para poder mantener el déficit dentro de los porcentajes acordados con el FMI.

No hace falta analizar esta medida desde un punto de vista "progresista": se vendió un activo importante para cerrar las cuentas de un trimestre. Una empresa centenaria. Un trimestre en el que cierran las cuentas. ¿Y el trimestre que viene? ¿Vendemos el Aconcagua? ¿El glaciar Perito Moreno? ¿Mar del Plata? No sé, ya veremos, faltan como tres meses para eso.

Hoy el gobierno de Scioli no puede pagar los aguinaldos. Para solucionar el problema extiende concesiones económicas a los bingos, ¡por 15 años!
La misma historia. La provincia asume un compromiso de 15 años para salir de la situación, el futuro hipotecado, para pagar una cuenta de corto plazo. En diciembre hay que pagar otro medio aguinaldo, ¿qué vamos a hipotecar?

Francamente no me queda claro de quién es la culpa, si Scioli es un incompetente, si el Gobierno Nacional debió haberlo rescatado, si el acuerdo de coparticipación le deja muy poca plata a Buenos Aires. Bah, tengo mis sospechas, pero no es lo que me interesa en este momento. Lo que sí es claro es que no nos podemos permitir seguir hipotecando el futuro de esta manera.

Es curioso, algunos afirman que cuando salió la Ley de Coparticipación (año 1987), el entonces presidente Alfonsín hizo ese acuerdo con las demás provincias para no terminar de perder la gobernabilidad; en el camino sacrificó al gobernador de Buenos Aires (Armendáriz, también radical).
La misma visión de futuro: Alfonsín igual no pudo terminar su mandato, los radicales nunca volvieron a ganar una elección en la provincia de Buenos Aires y 25 años después todavía la provincia paga las consecuencias de ese acuerdo.