miércoles, 2 de febrero de 2011

El pelotudo argentino

(por Gerardo Fernández)

En la maraña de acontecimientos dudosos, las usinas de Clarín y La
Nación salen a buscar a ese ejemplar único e irrepetible que ellos
mismos han formateado en las últimas décadas y que tiene como precisa
y certera denominación científica "El pelotudo argentino", que no se
parece en nada a los pelotudos de países limítrofes. El pelotudo
argentino es nuestro, como el dulce de leche y el Torino, con rasgos
propios, únicos e irrepetibles. Es ese nabo que se cree siempre un
capo, un piola, uno que se las sabe todas y en realidad no sabe
absolutamente nada. Valga aclarar a efectos de evitar confusiones que
no hay que confundirlo con el jodido. El jodido sabe, procede con
conocimiento de causa, básicamente se mueve como un depredador en la
jungla buscando siempre su propia conveniencia. El pelotudo, en
cambio, es un perdedor estratégico, un tactisita que va cazando las
sobras que los de arriba le dejan pero se cree más vivo que ellos.

El pelotudo argentino no mira televisión, la acata.

Es ese pelotudo que pone el grito en el cielo y llama a Magdalena si
le vienen 15 pesos de aumento en la factura del gas y de verdad cree
que lo están choreando pero cuando las empresas de celulares, las
prepagas, los colegios PRI VA DOS y las proveedoras de cable lo
empernan con arandela y todo automáticamente, por default razona que
son "reacomodamientos propios del mercado".

El pelotudo argentino viene desprovisto de fábrica de todas las
ideologías que ponen el acento en lo nacional y priorizan el interés
del país al que pertenece. Para él sólo tienen valor los intereses
nacionales de los países de origen de las empresas que vienen a hacer
negocios acá. El pelotudo argentino está convencido de que "siempre
fue así" aunque nunca pueda probar absolutamente nada de lo que repite
tontamente. Está fatalmente convencido que "este país no tiene salida"
y que por eso hay que hacer la propia ¿vistesss? El pelotudo argentino
cree que siempre los ricos fueron ricos y los pobres fueron pobres, no
contempla la posibilidad de que algo pueda cambiar y cree que los que
lo intentan son unos pelotudos.

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